domingo, 23 de octubre de 2005

Tesoro en el Cielo

Desde hace algún tiempo, quizás muchos, la humanidad a centrado su felicidad en torno a los bienes terrenales (este nombre no es coincidencial), olvidando que los placeres que de ellos se desprenden son momentáneos, efímeros y superficiales.

Cuán grande puede ser la alegría que nos proporciona ese nuevo televisor... pero que poco dura, pues ahora nos vemos en la necesidad de adquirir mejor material para su disfrute: un nuevo reproductor para DVD, suscribirse a un servicio de televisión "por cable".

Mientras pasa esto, nuestro espíritu se empobrece, no nos damos el tiempo necesario para cultivar nuestra familia, para mejorar nuestra alma... peor aún, olvidamos nuestra "casa" en el cielo (a la que no podremos llevar nuestro nuevo televisor) ¿Realmente vale la pena?

(23/oct/2.005)

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