martes, 30 de noviembre de 2010

AMOR FRATERNAL COMO VEHÍCULO DE ADORACIÓN

INTRODUCCIÓN

Son muchas y muy variadas las “formas” que los creyentes utilizamos para adorar a nuestro Creador y Redentor. Muchas de ellas están sustentadas por la Palabra (bíblicas), algunas otras son lecturas “entre líneas” (abíblicas)
No es extraño, lamentablemente, ver el surgimiento de formas de “adoración” totalmente abíblicas. Sin embargo, estas no serán el objeto de estudio de este trabajo. Mas bien serán aquellas que se practican sin la conciencia de estar llevando a cabo una auténtica adoración a nuestro Señor, como es el caso del amor fraternal.
Me ha resultado especialmente interesante la actitud mostrada por los miembros de la congregación de la Iglesia Evangélica y Misionera “Cristo la Esperanza”, misma que queda plasmada en los comentarios de visitantes del templo (tanto creyentes como no creyentes) quienes la describen con algunos calificativos como: cálida, amorosa, familiar, protectora.
¿Y cuál condición es la que propicia estas opiniones? Pues la actitud de cada uno de los miembros de la congregación, quienes reciben a todos los visitantes con grandes muestras de amor fraternal, puro y sincero. Llenos del Espíritu Santo, y solo con la intención de confortar a quienes se acercan a esta congregación y hacerlos sentir que están entrando en la casa de Dios.

AMOR FRATERNAL COMO VEHÍCULO DE ADORACIÓN

Una de las primeras impresiones que recibe el visitante de una iglesia, es la estructura física de la misma. Dicha impresión puede ser positiva o negativa. La segunda impresión debería estar en manos de la feligresía. Una tercera impresión está en manos del pastor. Ahora bien, de las tres impresiones, la segunda resulta ser la crucial.
Planteemos la siguiente situación: un no creyente se acerca, por primera vez a una iglesia cristiana, considera que la estructura del “local” es agradable. Al entrar, las persona que están congregadas en ella, lo reciben con semblante sonreído y afable, los caballeros le tienden la mano, preguntan por su nombre y dan su bienvenida. Las damas, por su parte, lo guían hacia un lugar adecuado. Al comenzar el servicio, el pastor dirige un saludo de bienvenida al visitante, completando de esta forma el panorama.
Todo este proceso ha transformado la experiencia del visitante en “algo” cálido y familiar. Esta persona ha experimentado el testimonio de esta iglesia en las actitudes de sus miembros. Ha percibido el amor de Cristo reflejado en sus hijos, ha sentido que puede volver a esta iglesia.
Cuando un no creyente, incluso un creyente, visita nuestra iglesia por primera vez, deberíamos considerarlo como un extranjero (en el buen sentido de la palabra) y tratarlo como tal[1], preocupándonos por él, de tal forma que no se sienta como un extraño.
Y qué decir de aquellos que llegan agobiados por las penas hasta nuestra iglesia, pues aun con mayor razón deberíamos expresar el amor fraternal[2] que le hará más llevaderas las mismas, y le dará una luz de esperanza.
Tengamos siempre presente que todos somos hermanos, pues tenemos a un mismo Padre, quien es Dios nuestro creador y Todopoderoso. Nuestro único ejemplo a seguir.
Dios nos pidió que amáramos al prójimo como a nosotros mismos[3] ¿Quién no desea sentirse querido y aceptado? ¿Cómo no sentirse conmovido ante la preocupación de otros por nuestra suerte? Entonces ¿Qué nos puede hacer pensar que otros no sientan igual?
Tengamos siempre presente que en cada oportunidad que damos cumplimiento a los mandamientos del Creador, estamos rindiendo culto y adoración a Él.
Por cierto, no está demás mencionar la siguiente definición, a modo complementario:
ADORACIÓN. La adoración es el reconocimiento que Dios es digno de ser adorado. Es la respuesta humana a la naturaleza divina. “Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová” (Sal. 27:8). La respuesta del hombre es inspirada divinamente. “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Jn. 6:44). Si el Espíritu Santo es el agente divino que motiva nuestra adoración, es Cristo quien por su obra en el Calvario hizo posible esa motivación.[4]
Pero debemos estar comprometidos, sinceramente, en ofrecer un amor fraternal verdadero[5], consiente, no un simple formalismo[6]. El objeto de nuestra manifestación notará la diferencia.
Tengamos presente la una de las más hermosas palabras con la que se puede definir al amor perfecto: ágape. Leamos su definición:
ÁGAPE. Esta palabra se deriva del verbo agapao (agapaw) y es el término bíblico más significativo para “amor”. Se encuentra casi exclusivamente en la Septuaginta y en le NT. Anteriormente se señalaban tres ejemplos de su uso en el griego prebíblico, pero dos de ellos se leen ahora de una forma diferente, y el tercero es dudoso. El término griego agaph (agápe) es el que expresa con mayor exactitud el significado cristiano de amor.[7]
Entonces deberíamos pensar que el amor fraternal debe ser considerado como un vehículo de adoración[8]. En no pocas partes de la Biblia se hace referencia al amor, aún más importante: es un mandato de nuestro Creador[9], el cual debemos cumplir.
En el siguiente versículo, veremos que no puede haber duda en nuestra posición:
Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Gálatas 5:14)[10]
Ahora bien, consideremos lo siguiente, ser salvo es ser santificado. Sin embargo, no debemos dar por concluido el proceso, pensando que ya aceptamos a Cristo, que Dios ya nos perdonó, y que esto es todo. Debemos avanzar en el proceso y buscar que Dios tome y controle todo nuestro ser. El apóstol Pablo les dice a los tesalonicenses que la salvación es mediante la santificación. Por eso es necesaria la segunda obra de gracia.
También, el creyente santificado tiene sed por hacer las cosas santas. La voluntad de Dios es hecha en él porque sólo quiere hacer lo que le agrada a Dios. Abandona todo lo que pudiera desprestigiar al evangelio de Dios. Procura no dar mal testimonio, y por eso se aparta de las actividades ilegítimas. Abandona, también, aquellas actividades, aunque legítimas, pero que limitan la expansión del reino de los cielos.
Cuando la gente abusa de una palabra, como ha sucedido con el vocablo amor, es fácil que éste pierda el verdadero sentido. Nadie ha podido escribir una mejor definición del amor que la que da el Espíritu Santo mediante la pluma del apóstol Pablo en 1 Corintios 13.
La mejor manera de enseñar algo es por medio del ejemplo, y ningún ejemplo enseña más claramente el verdadero amor que la vida y obra redentora de nuestro Señor Jesucristo. El ejemplificó perfectamente todo lo que se dice acerca del amor en 1 Corintios 13.
Uno de los mayores estorbos de la manifestación plena del verdadero amor es el defecto humano del egoísmo. Es indispensable erradicar la tendencia de fomentar nuestro ego para poder vivir un amor caracterizado por la paciencia, la bondad y la negación de nuestros propios intereses mezquinos.
La práctica de un amor con las cualidades mencionadas en 1 Corintios 13:5 sólo puede surgir cuando el creyente subyuga sus deseos a la misión de suplir las necesidades de los demás. Cuando prestamos atención a otros más que a nuestros gustos personales podemos resistir la tentación de buscar lo nuestro, irritamos o pensar el mal (1 Corintios 13:5).
Cualquier persona que se acerque a nuestra Iglesia, y no sea de nuestra congregación, debe ser considerada como un extranjero (no sabemos si es un creyente), pero no con el propósito de marginarlo sino el de darle la atención que se nos exige el Señor (Levítico 19:34; Éxodo 22:21)

CONCLUSIONES

Es notorio que el amor fraternal es un auténtico vehículo de adoración, soportado bíblicamente, que puede ser expresado muy fácilmente por todos los creyentes, independientemente de sus respectivos ministerios. Que tiene resultados inmediatos, y es una muestra patente del predicar con el ejemplo.
Son muchas las formas en que podremos adorar a nuestro Dios, pero comencemos a adorarlo demostrando, hacia otros, nuestro amor desinteresado.
Demostremos nuestro más genuino amor fraternal hacia otros (1 Corintios 13:1), sin miramiento de su condición social o cultural. Incluso si no es creyente debemos abundar aún más en nuestras muestras, que no importen los conflictos (Proverbios 10:12), o las faltas que conozcamos de esas personas (1 Pedro 4:8). Que nuestro ejemplo de amor desinteresado sea testimonio de nuestro compromiso con el Creador, y que el mismo sea vehículo del Evangelio. Más aún el amor fraternal nos asegura una vida recta (1 Juan 2:10; 4:21)
Nadie puede negar que la actitud más visible de nuestro Creador, sea su amor incondicional a todos los hombres.

CITAS BÍBLICAS

Amor

Proverbios 10:12 El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas.
1 Corintios 13:1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
Gálatas 5:13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servios por amor los unos a los otros.
Filipenses 1:9 Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento,
1 Tesalonicenses 4:9 Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismo habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros;
1 Pedro 4:8 Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.
1 Juan 2:10; 4:21 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo.

Bondad

Romanos 12:10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
Efesios 4:32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
2 Pedro 1:7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
Colosenses 3:12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;
Amistad
1 Juan 1:7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo no limpia de todo pecado.
Filipenses 1:3 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros,

Sensibilidad humana

1 Samuel 15:23 Y todo el país lloró en alta voz; pasó luego toda la gente el torrente de Cedrón; asimismo pasó el rey, y todo el pueblo pasó al camino que va al desierto.
Job 2:11; 30:25 Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle.
Salmos 35:14 Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.
Lucas 23:27 Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacía lamentación por él.
Juan 11:19, 35 y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano.

Amor al prójimo

Romanos 15:2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación.
Gálatas 5:14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Santiago 2:8 Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis;

Deber hacia los extranjeros

Levítico 19:34 Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios.
Éxodo 22:21 Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.
Gálatas 6:10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe
Hebreos 13:1-2 Permanezca le amor fraternal. No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.
Santiago 2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.

BIBLIOGRAFÍA

Thompson, Frank Charles. Biblia de referencia Thompson. Versión Reina-Valera de 1960. Editorial Vida [The Thompson Chain-reference. Indianápolis: The B. B. Kirk Bride Bible company, Inc., 1983]. Deefield, Florida, EUA: Editorial Vida, 1991.
Versión Reina Valera, Revisión de 1995, Edición Básica. Compubiblia, edición para Windows. [CD-ROM]. Sociedades Bíblicas Unidas.


[1] Levítico 19:34; Éxodo 22:21
[2] Proverbios 10:12, 1 Pedro 4:8
[3] Levíticos 19:18; Santiago 2:8-9
[4] Richard S. Taylor. Diccionario Teológico Beacon (Casa Nazarena de Publicaciones 1995)
[5] 1 Tesalonicenses 4:9
[6] Santiago 2:10
[7] Richard S. Taylor. Diccionario Teológico Beacon (Casa Nazarena de Publicaciones 1995)
[8] 1 Juan 1:7
[9] Hebreos 13:1-2
[10] Biblia de Referencia Thompson. Versión Reina-Valera, Revisión 1980