Cuando en humildad nos acercamos a Dios en fe, es asombroso cómo él responde. Nuestra fe le agrada y Dios se satisface de ver fe en nosotros. La Biblia nos dice: "sin fe es imposible agradar a Dios" (Hebreos 11:6).
Es por la fe que palpamos la presencia de Dios en comunicación con nuestro espíritu, y podemos escuchar su voz.
Esto es parte de la obra fascinante y maravillosa hecha por Dios dentro de nuestro espíritu. Es él quien nos dice una y otra vez que él es nuestro Padre, y que todas nuestras actividades, bienestar y vida, son de su completo interés. En esa relación personal, real y vital con Dios, muchos de los problemas pierden el temor que le tenemos y se produce un sentido de seguridad reafirmadora que nos envuelve y pasamos a ser personas relajadas y serenas:
"Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Timoteo 1:7)
martes, 16 de septiembre de 2003
Para que Todos Sean Uno
La unidad entre los hermanos nos introduce en una nueva fase espiritual: la de la unidad con nuestro Dios.
Esa fue la oración de nuestro Señor Jesús al orar al Padre y suplicarle que permitiera que sus hijos permanezcan unidos y sean todos Uno, como él y el Padre son Uno.
De nuestra parte, cada cual haga todo lo que esté a su alcance para estimular la unidad. Todos podemos hacer algo a favor de ella: estimular al de ánimo caído, dar una sonrisa, obsequiar un pequeño detalle, hablar bien de los demás; y poco a poco nuestra contribución irá fortaleciendo más y más la unidad y el lazo inquebrantable de la fraternidad en la iglesia del Señor.
Esa fue la oración de nuestro Señor Jesús al orar al Padre y suplicarle que permitiera que sus hijos permanezcan unidos y sean todos Uno, como él y el Padre son Uno.
De nuestra parte, cada cual haga todo lo que esté a su alcance para estimular la unidad. Todos podemos hacer algo a favor de ella: estimular al de ánimo caído, dar una sonrisa, obsequiar un pequeño detalle, hablar bien de los demás; y poco a poco nuestra contribución irá fortaleciendo más y más la unidad y el lazo inquebrantable de la fraternidad en la iglesia del Señor.
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